Frankenstrat, la guitarra de Eddie Van Halen

La Frankenstrat es un instrumento conocido por todos, ya sea dentro o fuera del ámbito de la guitarra eléctrica. Prácticamente todo el mundo la reconoce, con su espectacular diseño pintado a líneas, con importantes innovaciones que por aquel entonces eran experimentales, y que darían pie a futuros modelos de guitarra y a combinaciones de Strats con humbuckers.

La idea de esta guitarra nace del deseo de Eddie por experimentar. Él se sentía muy cómodo con las guitarras Stratocaster, pero echaba en falta ese empuje y esa fuerza que le aportaban los modelos Les Paul, que montaban pastillas de doble bobinado.

Así fue que tomó la decisión de ir a la factoría de Charvel a preguntar por un cuerpo de Stratocaster que no fuesen a utilizar. El operario de la fábrica en un principio no le recomendó la idea. De hecho, le dijo que los cuerpos defectuosos o con taras los desechaban. Pero dado que era simplemente por experimentar en casa, a Eddie no le importaba mucho la calidad de los materiales. Pensaría que, si el experimento salía bien, ya habría tiempo a hacer otra guitarra más “en serio”.

Al ver el cuerpo unido al mástil, pensó que quedaría bonito y llamativo que estuviese pintada “a rayas”. Así fue que, tras pintarla de negro, la encintó con cinta de carrocero y dio una segunda mano de color blanco, consiguiendo ese característico acabado de la Frankenstrat original, que puede verse en la portada de su álbum debut, de título homónimo, “Van Halen”.

Pastillas y pafarina, mezcla explosiva

Una vez finalizada la fase de pintura, Eddie se puso a trabajar con la electrónica y el hardware. Se llevó una sorpresa cuando intentó integrar la pastilla PAF de una Gibson ES-335, ya que la separación entre sus polos era ligeramente superior a la que presentaban las cuerdas. Es por esta razón existen pastillas humbuckers y trembuckers, que básicamente son lo mismo, pero la separación de los polos es mínimamente diferente para adaptarse a los sistemas de trémolo flotante.

La solución por la que optó fue atornillarla ligeramente inclinada para aprovechar su distancia en “diagonal”. Originalmente, la Frankenstrat sólo tenía montada esa pastilla, pero para la versión “roja” de la guitarra intentó colocar otra en la posición de mástil. Nunca llegó a hacerla funcionar. Según sus propias palabras, “no sabía dónde soldarla”. Por esta misma razón, sus Frankenstrat no tienen controles de tono.

Tras comprobar la electrónica apareció un gran problema: las pastillas PAF hacían mucho ruido y surgían muchos acoples cuando se usaban altas ganancias. Esto era preocupante para Eddie, porque el sonido de Van Halen va unido precisamente a la alta ganancia. Después de unos días, pensó que podría deberse a que el hilo que rodea las pastillas (coil) se agitaba mucho al tocar a altos volúmenes, y que eso era lo que podría producir el ruido y acoples.

Tras comprar un poco de parafina en una droguería, calentó una olla y fundió la cera. La idea era que ésta estuviese muy caliente para que fuese muy líquida y así pudiera adherirse e integrarse bien con todos los hilos del bobinado de la pastilla.

La primera vez que intentó esto, todo iba aparentemente bien, hasta que al sacar la pastilla de la olla se dio cuenta de que la había expuesto demasiado al calor: las partes de plástico se habían fundido parcialmente. La pastilla PAF de su Gibson ES-335 estaba inservible y cubierta de demasiada parafina.

Para volver a intentarlo, se hizo con una pastilla nueva, y esta vez sí lo hizo bien: cera más caliente, y mucha menos exposición. Prácticamente tocar la parafina y sacar la pastilla del recipiente. Lo hizo todo tan rápido como pudo, y la pastilla salió en buen estado. El problema de los ruidos, efectivamente, estaba solucionado.

Terminando la Frankenstrat

Una vez la electrónica estaba soldada y funcionando correctamente, puso las cuerdas. La guitarra todavía no contaba con un puente Floyd Rose, el cual instalaría posteriormente (aún usaba un puente de Stratocaster estándar). Por ese entonces, la guitarra ya había aparecido en algún directo de la banda, aunque presentaba bastantes problemas de afinación. Eddie pensó que sería mejor instalar un sistema de bloqueo para tocar música como la suya.

Cuando instaló el Floyd Rose, se dio cuenta de que este puente no se podía pegar al cuerpo de la guitarra como hacía con el puente estándar (es más fácil afinar así), así que atornilló debajo del Floyd una moneda de 25 centavos a modo de tope.

Concluye con esta última pieza de la guitarra la creación de la Frankenstrat, a la que posteriormente añadiría una tercera capa de pintura, esta vez de color rojo, siendo esta versión la definitiva y la que todos conocemos.

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